La selección de Hockey Española hizo construir en Terrassa, la única réplica en el mundo del campo de Pekín, una superficie blanda en que la bola rueda mal y los palos se hunden. ¡Increible!
El hockey es un deporte extremadamente técnico. Cualquier detalle obliga a cambiar de filosofía. La superficie sintética sobre la que se juega afecta sensiblemente a la táctica. He aquí el problema. Los funcionarios chinos y los especialistas del COI dispusieron todo de tal modo que el campo de Pekín tiene la peor superficie del mundo. Se trata de una moqueta de plástico, demasiado blanda y demasiado correosa. Casi un felpudo. Una maraña mal acabada en la que la bola rueda de forma inaudita y, lo peor de todo, los palos de los jugadores se hunden en exceso.
Contrariamente a lo que pueda parecer, los campos de los Juegos Olímpicos no tienen la mejor superficie del mundo. El campo de Atenas era complicado. Y el campo de Pekín es peor. Es de una marca australiana llamada Poligrass, que es la que ganó el concurso. Pero no es la mejor. Es de polietileno barato.
La selección masculina de hockey, campeona de Europa en 2005 y plata en el último Champions Trophy, miraba hacia los Juegos como la meta de su consagración final, pero estaba demasiado acostumbrada a la suavidad de las canchas de Astroturf. La noticia de que el campeonato olímpico se jugaría en Poligrass fue como si a Tiger Woods le anunciasen que el Torneo de la PGA se disputará en una cancha de arena.
Sólo había dos maneras de superar el obstáculo. O bien entrenándose en Pekín desde septiembre, o bien fabricando una réplica del campo en España. La 2ª opción era casi tan impracticable como la 1ª. Pero los chicos de la federación son perfeccionistas y consiguieron los fondos. El CSD pagó un millón de euros por la instalación y remodelación del estadio de Terrassa. La cantidad será imposible de amortizar, pero Terrassa será recordada por este monumento al perfeccionismo. La misma superficie que se desplegó en Pekín en agosto de 2007 la tuvo España en Terrassa en noviembre. Pintaron el fondo amarillo, y lo rodearon de telas azules, igual que el estadio de China. De ese modo la percepción periférica sería igual. Esto les permitió entrenarse y jugar en un entorno lo más parecido en el mundo al de Pekín.
[mañana, la parte final de la Historia]
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