España 3 – Australia 2
AUS: Des Abbott 3', Eddie Ockenden 38'; ES: Eduard Tubau (FG) 41' y 46', Santi Freixa(PC) 70'
Australia, que venía de un brillante Champions Trophy, era el favorito para repetir el oro que consiguió en Atenas. Además, para España, los oceánicos le habían sido el rival más difícil de abordar, lo cual quedó refrendado con la goleada que recibieron en Julio en Rotterdam en la final del Champions Trophy. Pero como lo dijo Santi Freixa, en la entrevista, su primer objetivo eran las semifinales y de ahí en más todo podía pasar. Pues fue España el que ganó, y de que manera.
Con un técnico muy capaz y estudioso, perfeccionista al límite y asesor táctico incluso para otros deportes como el fútbol, España, a través de Mauritz Hendriks, ha tenido un progreso enorme desde que llegó el 2002. Con los títulos de Campeón del Champions Trophy 2004 y de la Copa Europa 2005, ahora los europeos de la mano del estratega, volverán a disputar un oro, algo que ya hicieron en Atlanta 96' donde lideraron el partido con 2 goles de desvío, pero que terminaron sucumbiendo ante Holanda en el 2° tiempo. Su preparación ha sido total. Han construído un espejo de la Cancha Olímpica en Terrassa con lo cual han buscado suplir hasta el último detalle. El sábado saldrán a la cancha ante Alemania, con el objeto de vengar la reciente derrota en el grupo.
Hoy Australia marcó muy temprano a la entrada de cada tiempo, con lo que se puso en un cómodo 2:0 arriba y nada parecía perturbar ese resultado. Pero Eduard Tubau embocó 2 goles seguidos para empatar el partido y señalar que nada estaba decidido. Y como ya ha pasado tantas veces en este torneo, cuando parecía que se venía el alargue, España cobró un corto sobre la hora por intermedio de Santi Freixa, quien acertó abajo lejos del alcance de Stephen Lambert. Australia desesperado sacó a su arquero y puso 11 jugadores en cancha, pero ya no hubo tiempo para salvar el partido y se les fue de las manos. El último golpe español había sido demasiado tardío y definitivo. La sirena desató el éxtasis en los europeos, quienes no podían más de la emoción por la nueva oportunidad que se les presenta y la forma en que volcaron el encuentro.
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