Final CT: Argentina 1, Australia 1, ARG en shoots
AUS: Kathryn Slattery (FG)35’; ARG: Florencia Habif (FG)39’
Argentina se tituló campeón del Champions Trophy de Mendoza al derrotar en shoot-outs a Australia en la final, luego de un empate 1 a 1 en el trámite regular. Es la sexta estrella de las albicelestes, que con la misma dan alcance a Holanda y Australia en el palmarés histórico (de las 21 versiones, 18 han quedado en poder de estas tre selecciones).
Tuvieron que venir desde atrás las Leonas, por tercera vez en el campeonato para quedarse con el partido. El orden de las Hockeyroos, la precisión de sus pases, la presión intensa sobre el fondo argentino, cobraron su premio, logrando varios cortos y el primer gol del partido con una rápida definición de Kathryn Slattery.
Argentina tenía un mejor trabajo en el mediocampo. En la semi ante Holanda, casi no podía articular jugadas en el medio, pero se atrevió a jugar con presión en el medio y le dio dividendos. Los ataques de las Leonas, si bien, fueron esporádicos, tuvieron altísima profundidad. El empate 1-1 llegaría en el único corto, que pegó Barrionuevo y desvió Florencia Habif.
Fue un partidazo. Demasiada emoción. Casey Eastham fantástica en el mediocampo de las Hockeyroos y Anna Flanagan, con una tranquilidad y franco manejo del timing, casi se divertía por todo el fondo oceánico. En las Leonas, destacaron de manera extraordinaria Noel Barrionuevo y Silvina D’Elia en el fondo, qué decir de Belén Succi, alma y figura del arco mundial, y la eterna Luciana Aymar.
Es imposible no poner en el centro de esta gesta a Luciana Aymar, quien estuvo en la cancha aquel CT de Amsterdam 2001, la primera de las seis consagraciones de las Leonas en la historia del Hockey. Estuvo también en esta última, superando el rendimiento de la última parte de su carrera. Con una mochila de 37 años, Aymar apareció como la Aymar primera. Esta vez, no se limitó a amontonar rivales con su impresionante dribbling, esta vez, además lideró el mediocampo, como hace tanto no hacía. Los dibujos en la cancha terminaban con un pase formidable, unió la defensa y la delantera, cosa que muchas veces quedaba en los palos de otras jugadoras como Luchetti y Scarone. Éste fue el último empujón de una vida regalada al hockey, que terminó de la manera más fantántica que hubiese podido ocurrir.
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