Quisimos refrendar de la mejor forma la persona de Alberto Sartori, y qué mejor que hacerlo en palabras de un miembro del Sport. En el siguiente posteo Cristián Montegú nos cuenta qué siente como miembro del club...
miércoles, diciembre 17, 2008
Un testimonio en el alejamiento de Alberto Sartori
Desde el Club Sport Francés nos llega un testimonio que refleja la significan-cia de la obra de Alberto Sartori en ese club, un hombre que llenó de mística a sus jugadores y a sus equipos. Chile ha perdido a un grande, ya que Alberto además de ser fundador de su Rama de Hockey, también fue Presidente de la Federación Chilena, por lo que su labor en nuestro deporte fue de consideración.
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3 comentarios:
Texto publicado en El Mercurio. Lo escribe Javier Basualdo, profesor de la FAU de la Universidad de Chile.
“Tuve el privilegio de ser alumno del arquitecto Alberto Sartori, y luego lo asistí en su cátedra en la Universidad de Chile. Además, tuve el honor de llevar su último taller, una vez que cayó enfermo. Ahora que ha partido, me gustaría recordarlo en tres momentos que viví con él, que me marcaron mucho en mi formación, y que creo reflejan tres facetas fundamentales de su notable personalidad.
1. Motor
Recuerdo estar caminando por Roma junto a un grupo de alumnos y al profesor Fernan Meza, en un viaje a Europa que Alberto organizo. Él iba muy delante de nosotros, cargando además una maleta llena de libros, se daba vuelta y nos conminaba a ir más rápido, pero también nos señalaba lo que no podíamos dejar de ver. Fernan esa vez lo definió como un motor. Siempre me gustó mucho esa definición, porque te dabas cuenta de que Alberto siempre avanzaba, siempre estaba en marcha a una tremenda velocidad. Pero nunca iba solo, sabía que un motor no avanza por sí mismo y siempre se las arreglaba para armar una máquina alrededor suyo que fuera capaz de mover a su ritmo. A veces de máquinas muy grandes y en sobremarcha, como la Bienal que presidió en 2002, pero también de otras muy precisas y bien afinadas, como su taller en la Universidad de Chile.
2. Mística
Cuando comencé a hacer clases con él, yo era muy duro con los estudiantes que llegaban tarde o no entregaban a tiempo. Un día me llamó a un lado y me dijo que en un principio no le importaba tanto que los alumnos le cumplieran en un 100%; lo que más le importaba era generar una mística en el taller. Me dijo que el taller era su familia, y que las familias se reúnen en torno a una mística común, a un compromiso mayor. Una vez que lográramos eso, no tendría más que preocuparme de los horarios o de las asistencias, que todo funcionaría por esa mística. Al principio no lo entendí, pero el tiempo le dio la razón.
3. Risa
Aunque sus alumnos pasaron muchas veces de la risa al llanto, siempre nos reímos mucho en su taller. A veces costaba entender sus explicaciones, y más aún sus famosas metáforas (proyectos que se parecían a la pata de su mamá, a un guatón comiendo torta, a los porotos que se comen las guaguas y muchas más) que causaban a todos mucha risa. Cuando fui su alumno, una vez nos dijo que había que reírse, que la arquitectura y la vida son muy serias, tan serias que había que reírse para llevarlas bien”.
Ya tenemos un hombre para el salón de la fama en el hockey chileno. Gracias por todo, viejo creador de nuevos mundos...
Asi fue, nadie se quedaba incolume con su presencia, Desde el otro lado de la cancha se sentia su sabiduria y la capacidad cohesiva. De alguna manera extendia lo que era su gran familia en otro grupo humano, su equipo
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