La mística que caracteriza a Quilmes A se mantiene a pesar del paso del tiempo. Fue así como se impuso en la final del certamen Metropolitano para terminar festejando un nuevo campeonato – el 17° – en su rica historia deportiva, siendo el más ganador de todos. La definición fue bastante cambiante pero al final festejó merecidamente en la cancha de Ciudad, al derrotar a Geba por 2-1.
Lo que comenzó favorable, de a poco se fue complicando. Martín Rossetti con un desvío preciso marcó el tanto de la apertura promediando la primera mitad. Y ese gol parecía que iba a ser el del título ya que el Cervecero controlaba sin problemas el trámite de juego. De hecho pudo haber aumentado la diferencia pero el palo derecho, en dos ocasiones, se lo negó, desviando los cortos de Gabriel Encinas.
Faltaban apenas 4' para desatar el delirio y el rival no complicaba demasiado. Y en su afán por llegar al empate dejaba espacios en el fondo que el Quilmes no supo aprovechar para definir el pleito. Y un corto de Martín Benítez, luego de dos amagues, equiparaba las acciones 1 a 1 y obligaba a jugar dos tiempos suplementarios.
Insólitamente Geba se perdió un gol imposible: a cm de la línea, el desvío se perdió por el fondo. Esa jugada, que le podría haber dado el título a Gimnasia, fue como un manto de esperanza en el Cervecero. Y en el tercer minuto del segundo tiempo suplementario, Lucas Piersanti aprovechó la ley de ventaja, mandó la pelota al fondo del arco y, ahora sí, desató el masivo festejo. Una vez más, tal como ocurriera el año pasado, Quilmes gritó campeón.
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