El primer equipo femenino del Country Club hizo gala de su gran altura y logró sobreponerse a situaciones de adversidad en la final jugada el domingo, para reclamar el título de Campeón por 7ª vez en la década. Sólo el 2007 había cedido ante Católica, el mismo rival que enfrentó por la final, el cual también demostró anteayer su oficio vendiendo muy cara la derrota.
En un entorno que invitaba al Hockey, con las gradas repletas por aficionados que entonaban cánticos de aliento a sus equipos, PW-A y Católica salieron al estupendo nuevo campo sintético del Club, para celebrar la 1ª Final de un Torneo Nacional de Hockey. El último encuentro entre ambas escuadras se había definido en favor de las amarillas, quienes a pesar de ser subcampeonas, habían mostrado méritos para volver a ser las favoritas. Y de qué manera respondieron a tales espectativas, cuando antes del ¼ de hora, se habían adelantado 2 a 0. A los 4', una jugada preparada al borde de área, desembocó en un espectacular desvío de Andrea Greene, quien dedicó su gol a toda la hinchada amor amarillo. La pelota siguió en posesión de las inglesas, quienes la movían sin mostrar urgencia, manejando muy bien el ritmo del partido. Así vendría un nuevo corto, que dio un rebote, el cual recogió Caro García para devolver un furibundo remate con el cual fichó el 2° gol amarillo, confirmando el gran momento. Las cosas no volverían a moverse y así concluiría el 1er acto.
El 2 a 0 parecía bastante holgura a juzgar por lo visto en esa 1ª parte. Pero Católica, fiel a su experiencia en estos lances y apoyado en la incansable China Infante, se dio maña para descontar al comenzar la 2ª fracción, mediante un ajustado desvío luego de un cobro al borde del semicírculo. Country había salido a esperar a las cruzadas, cediendo el terreno y por momentos la posesión de la pelota. Con el resultado más estrecho, las amarillas sintieron la presión, y tras algunos errores en el fondo, las cruzadas desviaron una 2ª pelota a la red, dejando las cosas tal como empezaron.
El empate era un peso muy fuerte para el PW-A, que había visto esfumarse una convincente ventaja y ahora tenía enfrente a un crecido rival. Pero las grandes jugadoras que tenemos, no se dejaron estar, y aparecieron para volver a volcar las cosas a su favor. En una nueva jugada preparada, Andrea Greene volvería a desviar la pelota para gritar el 3°, mostrando el tremendo coraje que distingue a este equipo. Sin embargo, Católica nivelaría a 3, al cobrar un corto antes de que sonara la chicharra, forzando el alargue.
Una sombra se tendía por las cabezas de la afición amarilla, pues ya no parecía clara la recuperación del título. Sólo el amor por la camiseta podía sacarnos del letargo en que nos habíamos sumido. Para colmo, al inicio del alargue, quedamos con 10 jugadoras, conforme a una polémica amarilla que recibimos disputando una pelota en la mediacancha. Pero Country volvería a sobreponerse. No había forma de redestinar lo que era nuestro. En el primer corto a favor, Dani Caram, desviaría un tiro directo por sobre la arquera para acomodarla junto al 2° poste haciendo resonar el fondo cruzado para desatar la locura.
Country tocaba el cielo una vez más, en su cancha, con su público, con su juego y una pachorra que ya se la quisiera cualquier equipo. Eramos Campeones una vez más. Ahora por nuestras cabezas todo era amarillo; las jugadoras que cantaban, los retiros anunciados que ya no querían verse realizados, la afición que ya no podía más, la prensa, las fotos, las notas, la lesión que ya no importaba. Todo quedaba atrás. El Hockey Femenino se vistió de Amarillo y nos llevamos esa alegría a cada uno de nuestros rincones. Y desde ahí, desde el lugar más íntimo que hay en cada uno de nosotros, seguimos todavía recordando lo que fue este nuevo título para el Club y el orgullo de llevar el Color Amarillo en el Corazón.
Gracias PW-A, Gracias por esta nueva Estrella.
¡Las Queremos demasiado!
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