Argentina golpeó en la mesa. Si el favoritismo para campeonar estaba repartido entre varios países, hoy ha dejado claro Argentina que su candidatura va en serio. Hoy se prendió la gente y ya todos creen en Pekerman. No hay más dudas ni fuerzas internas remando en direcciones diversas. Todos los argentinos creen en la selección de su país y hoy, más que nunca, en la capacidad de su cuerpo técnico.
Es momento que el resto de los candidatos confirme a sus seguidores y a la opinión mundial, que también pueden ser protagonistas en esta fiesta. Todos y muy especialmente Brasil, el otro gran favorito, necesariamente deben responder al reto que ha puesto Argentina. Deben responderle al equipo que ha pisado más fuertemente en el entramado, de lo contrario sus propias hinchadas comenzarán a perder la paciencia y las dudas originales comenzarán a hacerse más patentes.
El gran triunfo argentino le entrega a éstos, necesariamente, una buena dosis de seguridad que fortalece fuertemente su sistema inmunológico. La celeste-blanca hoy goza de una salud envidiable. Confianza. Ya no hay disputas entre el interior y la capital, entre millonarios y xeneises, entre ricos y pobres ni entre las fuerzas internas que disputan el poder en la selección argentina. Maradona enseña su puño en alto, se viste de campeón del mundo y muestra a sus seguidores que hay que sumarse este grupo, que está en camino de recuperar la copa. La prensa llena de elogios a sus compatriotas y se inscriben en el mismo bando. El pueblo argentino vuelve a soñar, todos quieren hacer de esto una fiesta. Todos quieren salir campeones y hoy son todos de un mismo equipo. Si Brasil, Italia, Francia, Inglaterra o Alemania no convencen a los suyos de subirse al propio carro de la victoria, difícilmente van a poder frenar el ímpetu argentino que no parará de crecer, de no ocurrir una sorpresa mayúscula. Los demás favoritos deben contestar a este gran golpe.
Es momento que el resto de los candidatos confirme a sus seguidores y a la opinión mundial, que también pueden ser protagonistas en esta fiesta. Todos y muy especialmente Brasil, el otro gran favorito, necesariamente deben responder al reto que ha puesto Argentina. Deben responderle al equipo que ha pisado más fuertemente en el entramado, de lo contrario sus propias hinchadas comenzarán a perder la paciencia y las dudas originales comenzarán a hacerse más patentes.
El gran triunfo argentino le entrega a éstos, necesariamente, una buena dosis de seguridad que fortalece fuertemente su sistema inmunológico. La celeste-blanca hoy goza de una salud envidiable. Confianza. Ya no hay disputas entre el interior y la capital, entre millonarios y xeneises, entre ricos y pobres ni entre las fuerzas internas que disputan el poder en la selección argentina. Maradona enseña su puño en alto, se viste de campeón del mundo y muestra a sus seguidores que hay que sumarse este grupo, que está en camino de recuperar la copa. La prensa llena de elogios a sus compatriotas y se inscriben en el mismo bando. El pueblo argentino vuelve a soñar, todos quieren hacer de esto una fiesta. Todos quieren salir campeones y hoy son todos de un mismo equipo. Si Brasil, Italia, Francia, Inglaterra o Alemania no convencen a los suyos de subirse al propio carro de la victoria, difícilmente van a poder frenar el ímpetu argentino que no parará de crecer, de no ocurrir una sorpresa mayúscula. Los demás favoritos deben contestar a este gran golpe.
Argentina, tiene la mano.
1 comentario:
Amor amarillo....quiero saber más del Champions Trophy.
¿Hay alguna pàgina que me aconsejes?
Saludos,
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