Uno de los equipos de mayor categoría deja el mundial, Argentina, y el torneo queda bastante huérfano de talento.
La clave de la derrota es la tozudez de Pekerman por Riquelme. Un jugador que ha tenido grandes logros y actuaciones, pero que en este mundial demostró estar fuera de forma desde un principio. Sin lucha por la pelota, con una actitud cancina, jugando hacia atrás y encima perdiendo una enormidad de pelotas. Evidentemente que contra Alemania, esta condición se haría más límite y prueba de ello es que José debió usar su primer cambio para sacarlo. Es decir, desaprovecha los cuatro partidos anteriores para ver si había un mejor mediocampista que Riquelme en la habilitación de sus compañeros en ataque. Ni siquiera lo probó, entonces ahora, en medio de la presión debe improvisarlo. Encima debió cambiar al arquero, por lo tanto, se suma un segundo cambio obligado en el equipo argentino. Para completar la tarde negra del gran entrenador de la celeste blanco fue su incomprensible tercer cambio. No sólo por las características de Cruz, sino por la posición en que usa su última carta. Si la pelota la tiene el contrario y voy ganando 1 x 0 a diez minutos del final, lo que parece evidente es tratar de recuperar el medio campo. Es ahí donde se ganan los partidos. El que gana el medio, gana el partido. El ingreso de Messi habría sido una gran carta si Argentina hubiese ido empatando cuando Pekerman toma la decisión del cambio. Sin embargo, al ir en ventaja, se debe traer aire en el medio para recuperar la pelota y generar nuevamente situaciones de gol. La salida de Lucho González, que no tuvo un buen partido, por Aimar habría sido mucho más beneficioso. Pablitó jugó un partidazo contra México. Manejó los tiempos, apuró y demoró cuando correspondía, se asoció con todos sus compañeros, hizo rotar la pelota por todos los frentes. La pelota había que tenerla para ganar.
Pekerman hoy cometió grandes errores. Si planteara el partido de nuevo, de seguro haría otra cosa. Da lástima ver derrochado su gran trabajo. Pero lo mayor impotencia, es que no sirve armar mañana otro fantástico equipo ahora sin Riquelme. Ya no queda tiempo para arreglarlo. No hay tiempo para Saviola ni Messi ni Aimar.
Pekerman dio muestras de gran categoría en el campeonato mundial por la gran versatilidad y éxito en el uso de sus jugadores, sin embargo, no hubo orejas para la única crítica que le cabía a José.